Diseñar con intención

Ulises Guelfi
7 min readMar 21, 2024

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El progreso es algo que hay que planear bien para poder empezarlo y seguir adelante con él. Esto es lo que he aprendido después de trabajar con muchos clientes y también conmigo mismo. Quiero contarles sobre mis hábitos, o como me gusta llamarlos, mis rituales. He logrado seguir haciendo 20 actividades diferentes por más de un año. Lo mejor de todo es que me siento como si avanzara en cada una de ellas y, lo que es más importante, sin perder las ganas de seguir adelante.

Lo primero que me gustaría aclarar es que todo este proceso fue gradual, y en realidad, la motivación inicial tuvo menos importancia de lo que al principio creía.

Empecé con esto al darme cuenta de que, para hacer cambios en mi vida, necesitaba establecer una base sólida que me ayudara a organizar lo esencial. Esto me permitiría luego enfocarme en otras áreas importantes como el trabajo y las relaciones personales. Necesitaba estar enfocado en resolver asuntos personales que, honestamente, nunca había abordado de lleno porque siempre me dejaba llevar por el ritmo de los demás, en lugar de seguir el mío propio.

Como alguien neurodivergente, me resultaba especialmente difícil todos los días volver a encaminarme para hacer el trabajo necesario. Manejar varios proyectos, sumado a la cantidad de distracciones y decisiones que tenemos que tomar hoy en día, hizo que encontrar un modelo que me permitiera fluir fuese un proceso de aprendizaje continuo. Sigo ajustando y mejorando este modelo día a día, buscando siempre la manera más eficaz de mantenerme enfocado y productivo.

El inicio

El punto de partida para mí fue analizar mi propio contexto, ya que cada persona tiene el suyo y es crucial entenderlo para saber cómo prepararse. Por ejemplo, si tu objetivo es ejercitarte, no es lo mismo tener un gimnasio en casa que tener que ir a uno todos los días; la dinámica cambia completamente. Otro ejemplo es querer empezar a comer sano cuando no tienes tiempo para cortar y lavar vegetales. Sí, esto toma tiempo y, en realidad, ese tiempo se puede ver como una inversión de energía. Entender estos detalles de mi entorno me ayudó a ajustar mis hábitos y mi enfoque para lograr mis objetivos.

Para mí, los hábitos son actividades cíclicas que te preparan para lo que viene. Los llamo cíclicos porque, día tras día, vas a tener que hacer un esfuerzo continuo, similar al de Sísifo empujando su roca montaña arriba. Este esfuerzo repetitivo es esencial para construir y mantener la base que necesitas para avanzar en diferentes aspectos de tu vida o proyectos.

Entender mi contexto fue clave para darme cuenta de mis capacidades y posibilidades. Lo que hice fue listar los hábitos que quería desarrollar, luego los prioricé y, con el tiempo, mediante la experimentación, fui descubriendo cómo encajaba mejor con cada uno, todo esto según mis objetivos. Este proceso de ensayo y error me permitió ajustar mi enfoque y encontrar la manera más efectiva de incorporar estos hábitos en mi vida diaria.

Por ejemplo, soy de esas personas que pueden pasar todo un día sin tomar agua. Así que uno de mis primeros hábitos que decidí adoptar fue precisamente ese: hidratarme adecuadamente. Pero incluso algo tan simple como tomar agua se convirtió en un proceso dentro de mi sistema de trabajo, con su propia secuencia de pasos; esto me demuestro que incluso los hábitos más básicos pueden ser complejos.

En mi caso, tomar agua implica tener una botella específica para llenarla, ya que si uso un vaso, solo tomo una vez y luego no vuelvo a beber hasta el almuerzo. Significa asegurarme de tener agua fría en la nevera, servirme en la botella, y después de beber, volver a llenarla y ponerla en la nevera para mantener el ciclo sin interrupciones. Si este ciclo se rompe, no significa que no vaya a tomar agua en absoluto, pero sí disminuyen las posibilidades de hacerlo de la manera que he planeado. Este sistema me ayuda a mantenerme hidratado de manera constante a lo largo del día.

Mientras diseñaba y priorizaba mis hábitos, noté también que es posible combinarlos de manera intencional. Por ejemplo, puedo aprovechar el momento en que tomo agua para también tomar las vitaminas que necesito, o combinar hacer ejercicio con escuchar un podcast, lo que me permite aprender algo nuevo o estar al tanto de las noticias. Esta estrategia me ayudó a avanzar más rápidamente en mi lista de hábitos y a sentir un progreso tangible. Este enfoque de “apilar” hábitos no solo optimiza mi tiempo, sino que también incrementa la eficacia de mis rutinas diarias, haciendo que el cumplimiento de mis metas sea más fluido y gratificante.

Al final, todos los días son distintos. Lo importante es poder prepararnos para el y si no logramos lo que nos propusimos hoy, entender que mañana es otro día para intentarlo. Imagen de: @OzolinsJanis

Ir mejorando poco a poco

Aprender a combinar hábitos de manera eficiente fue un proceso que me tomó bastante tiempo, especialmente porque descubrí que algunos hábitos me resultaban más difíciles de mantener que otros, ya sea por su complejidad inherente o simplemente porque no disfrutaba tanto realizándolos. Este fue particularmente el caso con el ejercicio y la escritura. Ambas actividades exigen un nivel de compromiso y un proceso más elaborado, lo que representó un reto adicional para mí. La clave estuvo en reconocer estos desafíos y buscar maneras de integrar estos hábitos de forma que pudiera mantener mi motivación y, al mismo tiempo, cumplir con mis objetivos.

En el caso del ejercicio, a pesar de tener gimnasio, me aburría muchísimo ir. Esto era porque no tenía una rutina variada y fácil de seguir.

En el caso de la escritura, creo que lo que me frenaba era intentar hacerlo por las tardes. Con el tiempo, me di cuenta de que el mejor momento para mí era por las mañanas, antes de empezar a trabajar. Por las tardes, solía tener que salir, regresaba de algunas reuniones, o había que cocinar, y al terminar cualquiera de estas actividades, me encontraba demasiado cansado como para ponerme a pensar en escribir.

Si me cuesta más un hábito que otro, intento comprender el motivo de esta dificultad (obvio, porque lo quiero desarrollar, sino lo elimino). Esto implica hacerse preguntas de manera honesta y, con base en las respuestas, probar nuevas estrategias al día siguiente. Lo importante aquí es la intencionalidad, porque esto añade conciencia a las decisiones que tomamos y nos permite prestar más atención al proceso al observarlo de cerca. Al desarrollar estos sistemas y enfoques, podemos mejorar nuestro flujo durante la semana o el día a día, ya que proporcionan una estructura básica que, con el tiempo, incluso podríamos llegar a automatizar. Este método nos ayuda a construir una rutina más eficiente y adaptada a nuestras necesidades y preferencias individuales.

Si cambio de espacio en mi rutina, como por ejemplo al viajar, entonces tengo que encontrar la manera de llevarme esa rutina y adaptarla al lugar donde estoy. Este ajuste es precisamente lo que estoy haciendo en este momento. Requiere de una evaluación cuidadosa de qué partes de mi rutina son flexibles y cuáles son esenciales, de manera que pueda modificarlas sin perder el núcleo de mis hábitos.

Exceptuando dos hábitos, decidí, debido a mi propio contexto y gustos, comenzar todos los demás por la mañana temprano. Dedico aproximadamente dos horas y media en total a mis hábitos matutinos. Claro, algunos me toman solo unos minutos, mientras que otros requieren un poco más de tiempo. Sin embargo, este proceso me ayuda a empezar el día de manera más fluida y me permite concentrarme en las prioridades que he establecido para el día, según lo que necesite hacer. Este enfoque matutino resulta ser una estrategia eficaz para encarar el día con claridad y con un sentido de dirección ya establecido.

Los ciclos son distintos

Además de mis hábitos diarios, también establezco ciclos semanales que me ayudan a comenzar mejor mi semana. Por ejemplo, llevando una vida ocupada (como probablemente muchos de ustedes), solía perder mucho tiempo y energía durante el día cocinando casi todo desde cero. Así que ahora lo que hago es preparar con antelación las bases de mis comidas durante el fin de semana, de modo que durante la semana puedo simplemente cocinar y mezclar los ingredientes según lo que quiera comer. Este método de preparación previa me permite optimizar mi tiempo y energía, facilitando así la gestión de mi agenda semanal.

La preparación como algo que se repite y no se hace solo una vez nos ayuda a mantener y mejorar cómo hacemos las cosas, ya sea en el trabajo, en proyectos personales o en aprender cosas nuevas. Este ciclo de preparación es importante porque nos permite ajustarnos a cambios o a nuevos planes. Es como tener un hábito de revisar y mejorar constantemente lo que hacemos, lo cual es útil en muchas áreas, como en el trabajo, en cómo organizamos nuestro tiempo, o incluso en cómo nos preparamos para crecer y aprender más. Reconocer que la preparación es un ciclo nos ayuda a estar mejor preparados y a seguir mejorando.

Al final, todo se resume en buscar lo que mejor nos funciona y ser flexibles, intentando generar la menor cantidad de esfuerzo o desperdicio innecesario. Diseñamos nuestras rutinas y hábitos con un propósito claro para poder observar el camino que estamos creando, adaptarnos a él, siendo comprensivos con nosotros mismos y asegurándonos de que vamos en la dirección que queremos. ¡Es importante prepararnos bien para poder avanzar y mejorar!

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Ulises Guelfi
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Written by Ulises Guelfi

Un espacio para mostrar lo que he aprendido, lo que voy aprendiendo o lo que me sorprende 🤓

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