Sobre la filosofía del Ser

Ulises Guelfi
12 min readApr 5, 2020

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Antes de iniciar, quiero explicar que este es quizás uno de los escritos mas complejos y densos que he hecho. Tomo aprendizajes de Camus, Heidegger, Kierkegaard, Nietzche, Hume, Ortega y Gasset, Bauman, Kant y los mezclo en una sola (y humilde) prosa.

Soy de pensar que muchos de los filósofos occidentales y orientales (aunque no los menciono) hablan exactamente de lo mismo (la vida), solo que utilizan palabras diferentes para describir su pensamiento. Aquí trato de plasmar la esencia de eso y divido cada parte con una frase que siento representa cada etapa:

Durante algunos momentos del día es complejo detenernos y respirar, especialmente en estos tiempos en donde se vive una vida de constante cambio. Siempre pensamos que tenemos que estar en búsqueda o haciendo algo productivo, y sino estamos haciéndolo entonces la sociedad nos dice que no estamos haciendo nada con nuestras vida. Nos aferramos a nuestro amor por la nostalgia para sobrellevarla y muchas veces olvidamos las cosas básicas que nos hacen ser nosotros. Esta amnesia colectiva y el poco entendimiento del mundo crea algunas de las neurosis y constantes angustias que vivimos hoy.

“La cultura líquida moderna ya no siente que es una cultura de aprendizaje y acumulación, como las culturas registradas en los informes de historiadores y etnógrafos. A cambio, se nos aparece como una cultura del desapego, de la discontinuidad y del olvido.” — Zygmunt Bauman, sobre la modernidad líquida.

Lo que suele suceder es que muchas veces dejamos de decidir por cuenta propia y por ende, dejamos también de cuestionarnos a nosotros mismos y a nuestro alrededor. Muchos vivimos en tiempos donde todo esta influenciado y dominado por las decisiones de mercado (cosas) y sobre los marcos que la propia sociedad fragmentada creo para si misma (las cosas que nos domesticaron). Estas cosas se transforman en nuestros dioses, nos aportan seguridad y sentido de bienestar al tenerlas, pero también en el fondo nos eleva el sentido de insignificancia y angustia por ser tan fugaz nuestro interés por ellas o por el valor variable que puedan tener.

Imagina que te compraste el carro que deseabas, cumpliste un sueño que te costo mucho sufrimiento y trabajo. Ahora apenas sales de la agencia tu primera preocupación será no chocarlo, que te choquen o rayarlo. Estar vivo implica sufrir, aunque sea algo mínimo como sufrir sed en casa o en un desierto. Igual sufres en diferente medida debido a la circunstancia.

A todas estas cosas algunos filósofos les llamaron: entes. Un ente es todo lo que conocemos que tiene una definición en particular y esta lanzado a la existencia, como por ejemplo: Dios, las hojas, la piedra, el humano, el carro, patriotismo, el color azul, el cielo, el aire, el oxigeno, entre otros. Un ente es un ser como ya algo singular y el ser son las puras posibilidades que una vez concretadas en el plano fáctico o de los hechos dan la existencia al ente. Es la totalidad que no se ha cristalizado en un ente, es lo que da posibilidad a que se pueda realizar. Es la posibilidad absoluta del darse. La mesa es un ente, pero pudo haber sido cualquier otra cosa. Ese poder ser otra cosa es el propio ser, lo que da la posibilidad de que las cosas sean sin que ello se concrete.

El ser es la posibilidad de que algo pueda ser algo u otra cosa, y ese algo hasta que no se concrete no es un ente.

No pedimos nacer, pero aquí estamos

Existen cosas que podemos controlar y cosas que no. Como entes humanos algo en lo que todos podemos estar de acuerdo es que nadie elige nacer, así como tampoco nadie elige su color de piel, orientación sexual, color de ojos, cabello, lenguaje, familia o lugar en donde nace. Partimos de una relación sujeto-mundo que es indivisible y estamos arrojados hacia ese mundo, por ende no somos realidades sino las posibilidades que tenemos a cada segundo frente a nosotros.

Cada ente humano al ser lanzado a la existencia en un plano finito (porque morimos) se debe enfrentar a su circunstancia, esta circunstancia normalmente fue creada por el entorno y la sociedad en donde vive (pasado y presente). En estas sociedades es donde el humano experimenta diferentes interacciones con eventos, sentidos y estados de la mente que le dan impresiones (sentimientos), estas a su vez crean una serie de percepciones que se reflejan en nuestra mente, creando nuestra “construcción social” y eso a su vez constituye nuestra razón.

“La razón, en un sentido estricto, significando el discernimiento de la verdad y la falsedad, no puede nunca por sí misma ser un motivo para la voluntad, y no puede tener influencia alguna sino en cuanto afecte a alguna pasión o afección.” En otras palabras, la razón es incapaz de motivar nuestra conducta. Los juicios no se basan en la razón, se basan en los sentimientos. Son los sentimientos los que te impulsan a actuar. Por ejemplo: Yo creo en Dios porque tengo miedo que no haya nada mas allá cuando muera. Entonces, la razón que creemos tener no es mas que una mera extension de nuestros sentimientos. — David Hume

Esto significa que somos realmente un ente que se va construyendo por las interacciones, impresiones y decisiones de los entes que influyeron en nosotros. Por lo tanto, somos hoy un poco de todas las personas que existieron antes de nosotros y de los eventos que suceden hoy ante nuestros ojos.

Entonces, esas interacciones con nuestro entorno crean también una relación con la naturaleza que podemos llamarle el proyecto humano. Este se da con todas las relaciones y conexiones que crea el hombre en su entorno, ya que solo el humano lo entiende y solo se dan cuando el humano actúa. Todo el tiempo están pasando cosas, pero si el ente humano no esta en ellas entonces no hay historia porque somos los que la llevamos. La naturaleza no tiene historia y los proyectos del hombre son los que le dan tragicidad a la vida.

Lo que diferencia el proyecto humano del resto de entes es la capacidad de cuestionarnos cosas como ¿Qué somos? ¿De donde venimos? ¿Hacia donde voy? ¿Cuál es mi propósito? ¿Esto es bueno o malo? De esa manera, somos los únicos entes que decidimos conscientemente entre las posibilidades que se nos ponen en frente.

Entonces el humano, hasta cierto punto, es el que le debe dar sentido a la existencia que le corresponde. Entender la vida o tratar de hacerlo, requiere coraje. Esa es la grandeza de la filosofía, plantearse cuestiones peligrosas.

En otras palabras, no pedimos nacer y el aquí-ahora donde estamos ya esta determinado por un tiempo pasado, entonces solo podemos lanzarnos hacia las distintas posibilidades del futuro (plano infinito). Cada decisión que tomamos no es una realidad, sino una posibilidad de que algo suceda. Somos lo que podemos ser al entender nuestra circunstancia.

Somos lo que elegimos ser. Cada hombre es lo que hace con lo que hicieron de el, ya que en algún punto de nuestra vida podemos comenzar a decidir nuestro propósito por nosotros mismos.

No sabemos vivir, pero aquí estamos

Darle sentido a la existencia suena como una tarea titánica y enredada. La realidad es que nadie, aunque lo parezca y seamos muy buenos actores, esta seguro de lo que esta haciendo en la vida. Irónicamente algunos tratamos de buscarle desesperadamente sentido y propósito a la existencia dentro de un sistema social creado por el mismo humano.

Pasamos toda una vida colocándonos metas (en algunos casos impuestas) que no cumplimos para tratar de llenar vacíos, sin nunca preguntarnos si es lo que queremos para nosotros. Ya que muchas veces esta misma sociedad con las normas creadas y las construcciones sociales, roba nuestra individualidad. La perdida de la individualidad se puede perder poco a poco y sin darnos cuenta, hasta que un día simplemente dejamos de pensar.

Para “hacerte” y crear tu individualidad tienes que pasar por tus decisiones y acciones. Si no actúas aún estas tomando una decisión, pero no estas construyendo tu individualidad, para crear tu individualidad tienes que atreverte a ser tu mismo. Esto es porque la verdad es una congruencia entre la forma de pensar y la forma de vivir (comportarse). Se debe vivir con una verdad que sea propia. Es la única forma de transformarse en un individuo.

Entonces vivir de manera individual y acorde a su propio pensamiento, puede generar angustia. Esta angustia no viene dada por otros entes, sino por la propia condición y obligación de tener que decidir entre las infinitas posibilidades y sus consecuencias. Esto choca con la incertidumbre y la expectativa que tenemos sobre esa decisión, que muchas veces viene dada por lo que la sociedad y nuestra familia espera de nosotros.

Además, solemos pensar que entre mas opciones mejor, pero el tomar una decisión entre una gran cantidad de opciones es angustiante. Muchos para tratar de bajar el nivel de angustia tratan de apoyarse en su “pensamiento racional”, y escuchamos cosas como “busca una carrera que te de dinero”. Incluso cuando tenemos lo que queremos seguimos angustiados porque tenemos que seguir decidiendo. No se acaba, por eso la vida en si no es una finalidad sino un proceso que termina con la muerte.

“Aquel cuya mirada se sume en la contemplación de una profundidad devoradora, siente vértigo. ¿Pero cuál es el motivo? Es tanto su mirada como el abismo, pues ¿qué pasaría si no hubiera mirado hacia abajo? Así, la angustia es ese vértigo de la libertad que aparece cuando el espíritu quiera poner la síntesis, y he aquí que la libertad se sume en la contemplación de su propia posibilidad y se aferra a la finitud para sostenerse. En ese vértigo, la libertad desmaya. (…) En el mismo instante, todo ha cambiado y, en cuanto la libertad vuelve a ponerse en pie, ve que es culpable” — Soren Kierkegaard

Entonces, no sabemos porque en si la existencia no tiene sentido para nosotros, lo que si podemos entender es que nosotros podemos tomar la opción de decidir cual camino queremos tomar en el ahora, sabiendo que cada decisión tendrá su cuota de placer y de dolor.

Durante este proceso de autoconocimiento hemos encontrado algunas formas de poder manejar y reaccionar ante este caos, una de ellas es el suicidio. Esta es la respuesta cuando no comprendemos el mundo y nos vemos rebasados por el, perdemos aquello en lo que depositamos el sentido de nuestra vida (empleo, pareja, dinero, nuestros padres, el respeto, entre muchas otras). Un mundo que sentimos que aunque nos esforcemos, llega a ser injusto.

Si estas teniendo pensamientos suicidas por favor conversa y comparte con un amigo o familiar de como te sientes en un área donde te sientas seguro. Deja que una voz amiga te extienda la mano.

Existe también el suicidio filosófico, que es lo que surge de la esperanza de promesas que otros crean para mi bajo su propia racionalidad o pensamiento. Como por ejemplo mundos metafísicos (el cielo), decirte que debes estudiar (pruebas de aptitud), juegos de azar (la lotería) o la igualdad social (comunismo). Encontramos sentido al sufrimiento en este mundo porque, por ejemplo, creemos que estaremos al morir frente a un Dios (y esto nos da un sentimiento de seguridad ante la angustia) o ganando un premio que resolverá todos nuestros problemas. En otras palabras, vemos ese pensamiento racional como oportunidad para alcanzar algo mejor.

Un ejemplo sería un estudiante que tiene una familia de ingenieros y que esta decidiendo que debe estudiar, pero no sabe que elegir. Entonces racionalmente lo mas lógico seria irse por ingeniería o por la carrera en la que gane mas dinero, aunque no sea lo que mas le guste.

Otro ejemplo es que tu quieres vivir tu sexualidad a plenitud pero la sociedad ha creado normas y reglas que debes seguir. Quieres riqueza, pero temes ser señalado de avaro porque existe una explicación racional a que si eres rico cuando mueras no vas a ir al cielo donde esta Dios (Aunque muchos católicos son solo católicos de sillón).

El tema aquí es que, la racionalidad es primordial para que la vida tenga un sentido para nosotros, sin embargo, llevar la racionalidad al límite conlleva a una existencia artificial, alejada del ser, falsa, deshumanizada, carente de dinamismo, esclava de la ciencia y de la técnica.

El problema con esta perspectiva es que mata en nosotros la parte que duda y de búsqueda individual, para aceptar respuestas prefabricadas. Por otro lado, elimina la atención de nuestra vida presente para mantenernos siempre en la utopía del futuro. Es una vida inautentica en donde la falta de reflexión, la comodidad y la poca disposición a tener conclusiones propias hace que se adopten pensamientos predominantes (algo que utilizan mucho las religiones e ideologías). Estoy transfiriendo mi responsabilidad de decidir a otros, por ende, estoy dejando que el mundo decida por mi. Entonces, vivo perdido en el plano finito de la existencia (vivo el presente) porque vivo según lo que los demás esperan de mi (con base a las expectativas de otros), sin que necesariamente esa sea mi forma de pensar.

El que obedece ciegamente a una religión, gobierno o a un sistema económico no tiene que pensar, solo obedecer. La decisión de pensar u obedecer, ambas traen consigo efectos positivos y negativos para el que el que tiene que decidir, o sea, todos.

Ahora una forma menos popular de reaccionar y mas difícil de verlo debido a la angustia de lo absurdo, es justo aceptar que la vida en si es absurda. Entender y comprender que nada de lo que hacemos tiene real trascendencia para la existencia, pero aun así vivirla con pasión y libertad. Mostrar nuestra mejor cara es mostrar rebeldía ante lo absurdo. Quitarnos las cadenas sociales, matar a nuestros dioses (Dios, celular, vicios, entre otros) y vivir el ahora plenamente con voluntad de poder y desechando cualquier código moral que nos restringe de ser, viviendo solo una vida de autosuperación.

Examinando nuestras creencias para lograr una existencia autentica y (casi) original, aceptando lo finito de la vida, pero aceptando que lo infinito lo conforma el resto de posibilidades (la gran cantidad de profesiones, casas o parejas que podríamos tener).

El absurdo es justo eso, tratar de encontrarle un sentido a la existencia y al universo.

Las posibilidades pueden ser infinitas pero nuestro tiempo en la tierra es finito, eso hace que tengamos que tomar decisiones que automáticamente eliminan las otras posibilidades.

Morir no queremos, pero aquí estamos

Entonces, no pedimos nacer y no sabemos como vivir, pero si este fuera tu ultimo año de vida ¿Qué decisiones tomarías? Seguramente las barreras, estándares y normas creadas por la sociedad se te levantarían y ya no importarían tanto porque tienes 365 días para vivir cada segundo de tu existencia. Tomarías decisiones que no estarías tomando ahora, aceptarías tus limitaciones, analizarías tu circunstancia y harías lo que esta entre tus posibilidades para hacer lo que realmente amas. Todo esto se resumen en ¿Que hago con la libertad que he ganado?

Hay que vivir la vida pensando en su finitud y dar “un salto de fe” a la decisión racional de elegir irracionalmente. Acallando las voces que dicen que estas errado y dejándose llevar por las emociones. Entendiendo que dando el salto tomamos responsabilidad por nuestra individualidad, manejamos la angustia y aceptamos las consecuencias que vendrán con esa decisión. Que si se cae por estar errado, se habrá caído por propia decisión y no por haber escuchado a otra persona, y si se triunfa y se recibe recompensas, también habrá sido por nuestra propia decisión de escuchar a nuestra voz interna y atreverse a dar el salto. En otras palabras, toma coraje para soltarte de los miedos, demonios y expectativas de otros para atreverte a cagarla mientras disfrutas y aprendes durante el proceso.

Siempre vamos a estar influenciados por los pensamientos de los demás, pero la idea es tratar de buscar un balance y moderación entre lo que escuchamos y nuestra propia individualidad. Los opuestos están constantemente interactuando.

Se que es un proceso difícil de trabajar. Yo tengo un par de años tratando de interiorizar esto, pero cada día que pasa me convenzo más de que es la forma correcta de vivir la vida. Es un tema de no estar apurado, abrazar la incertidumbre y dejar que la vida te sorprenda (con lo bueno y con lo malo).

Entendiendo que somos una pequeña partícula egocéntrica que esta conectada a todo y depende de todo. Que somos causalidad y no casualidad, por esto podemos decidir dar luz o sombra a las cosas. Que lo seguro ya no tiene misterio. Siendo fundamental dejar de remar contra la corriente, evitando la agitación mental y estar atentos a los cambios que se nos presentan para fluir con los mismos. Siempre poniéndole atención al presente.

En vez de preocuparte por lo que no puedes controlar cambia tu percepción a lo que puedes crear.

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Ulises Guelfi
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Written by Ulises Guelfi

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